Los tres presidentes fundadores

Los tres presidentes fundadores

“Comprometidos con espíritu de Maestro y Discípulo del Budismo”

Tsunesaburo Makiguchi -1er. Presidente, Josei Toda - 2do. Presidente, Daisaku Ikeda - 3er. Presidente
Tsunesaburo Makiguchi, 1er. Presidente – Josei Toda, 2do. Presidente – Daisaku Ikeda, 3er. Presidente

La Soka Gakkai hereda el legado espiritual iniciado por Shakyamuni (vivió hace aproximadamente 3.000 años y murió en el 949 AC) y continuado por maestros del Budismo de la India, la China y el Japón, cuya conclusión más profunda se manifiesta en las enseñanzas del Budismo de Nichiren Daishonin (1222-1282) que guía la Soka Gakkai.

La identidad de la Soka Gakkai se encuentra en las acciones tomadas por los tres sucesivos presidentes que enfrentaron grandes desafíos y dificultades, sin escatimar sus vidas, basándose en los escritos de Nichiren Daishonin. Con estas acciones, solamente es la Soka Gakkai quien hizo realidad el Kosen-rufu (expansión de la felicidad) mundial, que es la voluntad del Daishonin.

Miembros de la Soka Gakkai Internacional.
Miembros de la Soka Gakkai Internacional (foto Seikyo)

Los primeros tres presidentes de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi (1871-1944), Josei Toda (1900-1958) y Daisaku Ikeda (1928- ), han revivido el budismo Nichiren en nuestra época contemporánea y han creado la base para su desarrollo como filosofía humanista inclusiva y global. El compromiso espiritual que los unió es la relación de “Maestro y Discípulo” que postula el Budismo.

Makiguchi, Toda e Ikeda son respetados como presidentes fundadores y mentores del movimiento de la Soka Gakkai; su ejemplar postura de vida nos enseña cómo practicar y difundir las enseñanzas del Budismo en pro de la paz y felicidad. Por tal razón, se los nombra con el título honorífico de “Sensei” o “Maestro”.

 

TSUNESABURO MAKIGUCHI (1871-1944)

Fue un educador, geógrafo y filósofo japonés que desarrolló un singular sistema pedagógico basado en su teoría del valor.

Josei Toda y Tsunesaburo Makiguchi
Josei Toda y Tsunesaburo Makiguchi

Makiguchi creía que el objetivo supremo de la vida se expresaba cabalmente en la palabra “felicidad”, y que esta debía ser el propósito central de la educación. Para él, la felicidad se definía en relación con la capacidad de crear valor, o generar una transformación positiva en la propia realidad.

Con el paso del tiempo, Makiguchi fue adquiriendo las acertadas enseñanzas del Budismo Nichiren —dirigido a edificar una sociedad floreciente donde todas las personas pudieran ser felices— ofrecía la clave para concretar los ideales que él se había trazado con su educación creadora de valores.

En 1930, junto a su discípulo Josei Toda, Makiguchi fundó la Soka Kyoiku Gakkai (Sociedad pedagógica para la creación de valores), que tiempo después pasaría a llamarse Soka Gakkai. Lo que comenzó siendo un grupo de educadores reformistas pronto se convirtió en una organización de amplia base, dedicada a explorar los efectos transformadores positivos de la práctica del Budismo Nichiren. Centrado en pequeñas Reuniones de Diálogo entre practicantes, más que rituales de culto o centrada en una autoridad sacerdotal.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno militar japonés encarceló a Makiguchi y a Toda como “prisioneros ideológicos”, siguiendo su política de reprimir la libertad religiosa y de expresión. Makiguchi murió en la penitenciaría el 18 de noviembre de 1944 y, hasta el último instante, mantuvo dignamente sus convicciones.

 

JOSEI TODA (1900-1958)

Fue un educador, editor y empresario, responsable de compilar y publicar la obra cumbre de su maestro Makiguchi, Soka kyoikugaku taikei (El sistema pedagógico de la creación de valores). El día de esta publicación, 18 de noviembre de 1930, se ha adoptado como fecha de fundación de la Soka Gakkai.

Daisaku Ikeda y Josei Toda, el 16 de marzo de 1975.
Daisaku Ikeda y Josei Toda, el 16 de marzo de 1975.

Durante su encarcelamiento, en la Segunda Guerra Mundial, Toda experimentó dos profundas revelaciones. La primera le permitió descubrir que “el Buda es la vida misma”. La segunda lo llevó a tomar conciencia de que su identidad fundamental era la de un Bodisatva de la Tierra, dedicado a propagar las enseñanzas esenciales del Budismo Nichiren. Este doble esclarecimiento, junto con su determinación de erradicar el sufrimiento de la faz de la tierra, fueron el impulso de su trabajo monumental por desarrollar la Soka Gakkai, una vez en libertad.

En poco más de una década, Toda construyó en el Japón una organización dinámica de más de 750,000 familias. Su capacidad de traducir la complejidad filosófica del Budismo en orientaciones prácticas y claras ayudó a que miles de personas, arrojadas al sufrimiento en la devastación de la posguerra, no solo reconstruyeran su vida sino, además, encontraran en ella un sentido de propósito. Toda postuló el concepto de la “Revolución Humana” —o transformación del propio estado de vida—, en el cual los miembros encontraron un principio orientador para su práctica. La idea del “logro de la Budeidad”, hasta entonces abstracta, se manifestó como un cambio que el sujeto crea en su propia vida por su motivación interna, y que cambia sus circunstancias personales y de la sociedad que le rodea.

Toda fue un fervoroso opositor a la guerra y a los arsenales nucleares; se considera que su “Declaración para la abolición de las armas nucleares”, del 16 de marzo de 1957, fue el punto de partida del movimiento pacifista de la Soka Gakkai.

 

DAISAKU IKEDA (1928- )

Conoció a Josei Toda a los 19 años, en la temprana posguerra, cuando era un joven buscando el sentido de la vida en medio de un país en ruinas. Impresionado por la personalidad de Toda, decidió ser su Discípulo e iniciar la práctica del Budismo Nichiren bajo su tutela. En su labor como líder juvenil del movimiento, Ikeda encabezó numerosas campañas exitosas que incrementaron notablemente la membresía y permitieron a Toda alcanzar su meta de 750,000 familias.

Daisaku Ikeda, escribiendo su obra “La Nueva Revolución Humana”.
Daisaku Ikeda, escribiendo su obra “La Nueva Revolución Humana”.

El 3 de mayo de 1960, Ikeda sucedió a Toda como tercer presidente y, además de consolidar y expandir el movimiento en el Japón, trabajó para expandirlo más allá de sus fronteras, proceso que se establecería en 1975 con la fundación de la Soka Gakkai Internacional. Simultáneamente, hizo realidad diversos proyectos visionarios de Makiguchi y Toda, como el establecimiento del sistema de escuelas Soka y la Universidad Soka.

Asimismo, Ikeda amplió el alcance de la Organización, desarrollándola como un movimiento de activismo ciudadano por la paz, la cultura y la educación. Defensor a ultranza del diálogo como base de la paz, comenzó a celebrar intercambios con líderes y figuras culturales del mundo, muchos de los cuales se publicaron en forma de libro. Además, fundó instituciones dedicadas a las investigaciones sobre la paz, la promoción del diálogo y el intercambio cultural.

En el legado humanístico de Daisaku Ikeda, una aportación central es su prolífica obra escrita, orientada a empoderar a las personas de esta época para que comprendan y apliquen en su vida las enseñanzas del Sutra del Loto y de Nichiren. En ella se destacan los doce volúmenes de La Revolución Humana y los treinta volúmenes de La Nueva Revolución Humana, obras que narran el desarrollo histórico de la Soka Gakkai a través de las historias y desafíos de sus miembros.

(Fuente: sokaglobal.org)