“Las actividades diarias de la SGI y mi Revolución Humana sirvió para la armonía del hogar y el éxito del negocio”

Marlene Marañon Div. de Damas - Santa Cruz Resp. de Zona Petrolero Sur
Marlene Marañon Div. de Damas – Santa Cruz Resp. de Zona Petrolero Sur

Mi familia está conformada por mi esposo, quién hace 12 Años buscó por internet a la Soka Gakkai y muy convencido de su Filosofía de la vida me animó para que juntos abrazáramos la Ley Mística que guía la SGI para lograr la Felicidad Absoluta. Tenemos 3 hijos, Leandro de 16 que integra en la banda Ongakutai, Lucas de 12  y Alejandro de 8 años que también participan en el Grupo Esperanza.

Antes de ingresar a la Organización mi vida se regía por la cotidianidad, es decir cumpliendo con el rol de esposa, madre y ama de casa. Me preguntaba  ¿viviré así toda mi vida? ¿O qué cambios tendré? ¿En el futuro se presentarán oportunidades para crecer como persona?  Ya que yo era muy insegura y tímida, de baja autoestima, temerosa y no podía  creer en mi misma.

Cuando empecé a asistir a las Reuniones de Diálogo y Reuniones del Grupo Girasol de la División de Damas,  escuchaba y leía las orientaciones del presidente Daisaku Ikeda  y sentí que la vida era mucho más que la cotidianidad, ahí comprendí a qué se refería desarrollarnos dentro de la Organización.

El primer año de práctica  sufrí una terrible depresión. Realmente me sentí sumergida en el sufrimiento, no tenía ganas de vivir, tenía mucho miedo a la vida. No dormía, todo mi hogar se tornó sombrío, triste y oscuro, estuve así más de año y medio. Había perdido la esperanza, me costó mucho, pero decidí con mucha confianza pedir orientación a la Responsable de División de Damas, le informé el estado en el que me encontraba, ella me alentó con mucho amor compasivo, me explicó que mi sufrimiento era la manifestación de mi propio karma y me alentó a que invoque Daimoku para superar. Leyendo las orientaciones del Maestro Ikeda y con Daimoku comprendí que mi Karma era la oportunidad para trasformar mi vida y ser más feliz.

Al mismo tiempo, me desafié a realizar actividades junto a las señoras, haciendo las visitas a las miembros, abrí los ojos, pude ver y sentir que hay muchas personas que tienen sufrimientos incluso mayores que el mío, y al alentarles con todo mi corazón y orar por la felicidad de ellas empecé a superar mis propios sufrimientos, y así surgió una gran esperanza  y confianza en el Gohonzon y en la práctica que guía la SGI.

Económicamente y laboralmente, junto con mi esposo, iniciamos con una pequeña empresa de distribución de envases descartables, al inicio nuestras entregas de los productos lo realizábamos en microbuses, después compramos una moto y, ganando la confianza de un amigo de mi esposo que es dueño de una fábrica, nos dieron una movilidad para la distribución.

En el 2008, cuando ingresamos a la SGI, nos desafiamos en todas las actividades, y con mucha alegría decidimos realizar Reuniones de Dialogo en la casa de anticrético donde vivíamos, nos desafiamos viajar a las provincias una vez al mes para realizar las Reuniones de Dialogo, fue gracias a esta entrega total a las actividades por Kosen-rufu que nuestra empresa fue creciendo, hasta yo me animé un día a salir a visitar clientes a los que hasta la fecha seguimos atendiendo. Gracias a estas actividades tuve la decisión y el coraje para trabajar en ventas sin mucha experiencia.

El año 2012, logramos comprar nuestra casa y construir una sala de oración exclusiva para realizar las actividades de la SGI. Ahora, tenemos un depósito, oficinas y contamos con cuatro vehículos de distribución.

Sin embargo, en esta época de la pandemia también se nos presentaron nuevos obstáculos, desde agosto del año 2019 hemos tenido cuatro pérdidas económicas muy grandes por descuido y robos.

Después de esos incidentes comencé a sentirme incapaz y me culpaba por haber descuidado los controles de ingresos diarios, para mí fue un fracaso personal, de esa forma me estaba atormentando, si bien ya venía con muchos bajones y crisis emocionales, estos hechos me estaban debilitando interiormente aún más.

Cuando inició la cuarentena me desafié hacer Daimoku mañana, tarde y noche, por la salud de mi familia y miembros de la SGI de Bolivia.

Un día me puse a revisar y realizar controles contables de nuestros clientes, descubrí que teníamos una suma de dinero muy considerable de faltantes, y a eso, sumamos los clientes que se habían ido debiéndonos, clientes que parecían incobrables y otros, que por la pandemia no sabíamos si nos podían pagar en algún momento.

Todo se vino abajo, empezaron las discusiones con mi esposo por tanta preocupación, culpándonos el uno al otro y todo, eso llevó a una inarmonía familiar tanto en el lugar de trabajo como en nuestro hogar.

Como dice la primera de las cinco guías eternas de la División de Damas: «Todo comienza con la oración», y fue así, que gracias al Daimoku, pudimos ver nuestra grave y verdadera situación, estábamos en una crisis emosional, espiritual, económica y, con un ambiente desagradable para nuestros hijos y justamente eso me entristecía por dentro.

Trabajando junto a su esposo para levantar el negocio.
Trabajando junto a su esposo para levantar el negocio.

Con mi esposo, nos preguntábamos como podríamos pagar las deudas a las empresas que nos proveen los productos, los sueldos de nuestros trabajadores, y un sinfín de compromisos pendientes en pago, no podíamos dejar de lado el cumplir con nuestros trabajadores, ya que no se trataba sólo de nosotros, más al contrario teníamos que cumplir con ellos y sus familias, nos necesitaban más que nunca. Tomamos la firme decisión de no ser vencidos por estos graves obstáculos y continuamos haciendo Daimoku. Todos los días hasta la fecha.

En mayo decidimos retomar el trabajo, con temor a contagiarnos del Covid19, justamente en el momento de más riesgo. Nuestra jornada laboral iniciaba a las 3:00 a.m. junto a nuestro hijo Leandro y todo nuestro personal, que nos acompañaron sin vacilar en nuestra decisión de vencer esta gran crisis, incluso con la posible quiebra de la empresa. Nos sentimos apoyados y muy agradecidos de tener personas leales en la empresa. Aún hoy, nuestra jornada de trabajo comienza a las 4:00 a.m.

Surgieron muchas ideas, empezamos a hacer los envíos por delivery y habilitamos una oficina de ventas para clientes que venían a comprar los productos. Llegaron nuevos clientes y al mismo tiempo clientes que nos llamaban sábados y domingos por las noches para que les podamos atender y, así lo hicimos.

Nos vimos en la urgente necesidad de contratar a una persona que gestione las cuentas corrientes y nos brinde un sistema de control efectivo. Esa persona nos brindó todo su apoyo en los peores momentos y fue clave para salir de la crisis. Increíblemente los clientes morosos de mucho tiempo pagaron sus deudas y otros están pagando poco a poco.

El esfuerzo constante y sostenido, nos permitió pagar a todos los proveedores y todas las deudas, y sobre todo, cumplir con nuestros trabajadores y sus familias.

Trabajadores de la Empresa Distribuidora de envases descartables.
Trabajadores de la Empresa Distribuidora de envases descartables.

El Maestro Ikeda nos orienta: «Todo comienza por la oración.  La oración es el coraje de no resignarse. Es la lucha para extirpar la debilidad y lo que consideramos imposible ¡se puede trasformar la realidad sin falta! La oración es el trabajo de grabar esa convicción en lo profundo de la vida. La oración es la destrucción del miedo, es desterrar la tristeza, es encender la esperanza. Es la revolución de reescribir el guión del destino».

El Maestro Ikeda, también nos orienta; «el desarrollo del Kosen-rufu depende de la formación de valores humanos y sucesores», Actualmente  estoy desafiando en la creación de valores en el Grupo Esperanza activando con otras señoras y señoritas, agradezco la oportunidad de trabajar en esta gran noble misión.

Mi decisión es el  agradecimiento al Maestro es continuar con mi Revolución Humana y esforzarme en alentar a los miembros de mi Zona para que juntos triunfemos en este 90º aniversario de fundación de la Soka Gakkai.

Muchas Gracias amigas y amigos compañeros de la SGI de Bolivia. Gracias Sensei y señora Kaneko.